11.04.2013 por
Flashback: Año 2003, un Reclaim de Streets recorre las calles de Madrid contra la Guerra de Iraq. En la cabecera una pancarta dice “Desobedecer a la Guerra para Construir La Democracia”. A los lados del cortejo un grupo de gente ayuda a cortar las calles y habla con los conductores de los coches. En el pecho llevan una pegatina muy sencilla que dice: “Frágil”. La llevan como un escudo protector, como un traje hecho a medida, poniendo la verdad por delante. Cortamos la calle porque somos frágiles. Somos fuertes porque somos frágiles.
Vale.
Año 2013. Diez años después. Sevilla. Festival ZEMOS98. El Festival se enmarca bajo un paraguas: “Los Vulnerables”. La Vulnerabilidad desprotegida de todo derecho que hace la vida. La vida que se pone en el centro y teje el presente. La Vulnerabilidad que sostiene los grupos. Es una continuación del festival del año pasado y una línea de intervención desde y para el ahora: Copylove. Procomunes invisibles. Eso que hace que los grupos existan y funcionen y que escapa de la mirada de lo productivo. Todo lo frágil. Los espacios de sombra dónde la vida se pone en tensión. ¿Lo tenemos claro? Si imaginas una bola de energía, chacras y volatilización, fluir y retórica es que no lo tenemos claro. ¡Esto va de sostener la vida y hacerla crecer! ¡Esto duele y emociona! Esto va de tocar y llenarse de mierda un pelín. Va de cómo nos organizamos, cómo atraviesa lo emocional a las comunidades, qué normas nos damos, cómo incluimos, cómo abrimos los espacios, qué hacemos con la memoria. Esto es la vida, la precariedad y el ahora. ¿Lo tenemos claro?
En la pared del CAS dónde se celebran las residencias del Festival ZEMOS98 y dónde se desarrolla la parte de investigación y creación de “Los Vulnerables”, hay escrito: “Hipótesis: Victoria”. OJO. Victoria. Victoria de la Vida sobre la muerte. Victoria de la Democracia sobre la Guerra. Vértigo es lo que da la hipótesis victoria. Como todo lo que tiene potencia.
La Cooperativa ETCS dinamiza la sesión del día.
La Cooperativa ETCS es un monstruo. Es rara. No son exactamente activistas y desde el activismo los han mirado torcido. No son exactamente cooperativistas y del el cooperativismo los han mirado de lado. Habitan un lugar entre medias. Están convencidos, así me lo dicen, que es el lugar que habita la mayoría. Las comunidades, que representamos siempre con unos circulines preciosos, no son así, son tumorales, son protuberantes, tienen seis brazos, tres ojos, dos culetes. Son raras. No son uniformes. Así son las de verdad. Las comunidades son conflictivas hacia dentro y hacia fuera, porque el afecto es, también, roce. El roce hace el cariño por eso, porque modifica lo que hay. Eso es el conflicto. Esa es la tensión.
La Cooperativa ETCS se cuenta y nos ayuda a contarnos. Empezamos con un ejercicio, una sustracción de la realidad, un salto. Nos vamos a ir de viaje y hay que prepararlo. La primera pregunta no es ¿Dónde iremos? Sino ¿Por qué iremos? ¿Qué queremos? Nos salen respuestas guays. Respuestas fáciles que no se rozan. Que se componen con el juego, pero no con la vida. En la vida, a veces, no hay tiempo para sustraerse, todo está pasando a la vez y normalmente ya estás de viaje cuando te preguntas a dónde demonios vas. La cosa es, para ellos, la pregunta. Recuperar siempre antes la pregunta de “¿Por qué?” que la pregunta de “¿Dónde?”
Construir un porqué no es una cosa así como fácil y menos si es en común. La arquitectura de la propia pregunta, de quién la hace, determina muchas veces la respuesta. Aceptamos la premisa de la pregunta en vez de construir nuestras propias preguntas. Eso me gusta. Pensar sin modelo. Darle al peine funciones de no peinar.
La sensación que creo que veo en ETCS, el método, es aceptar la pregunta que les propone la situación sin muchos a prioris. Más con principios generales de funcionamiento que con normas. Pensar más en los principios que en las aplicaciones. Paradojas: Mirar al bosque siempre para inventar los árboles... O el césped, que crece en horizontal.
Cuando se enfrentan a la pregunta del salario, la responden en sus términos. Cuando se enfrentan a la pregunta de la exclusividad en la relación laboral con la cooperativa, la construyen en sus términos. Sus respuestas sirven a su proceso y ejemplifican para el resto. Si copias no funciona. Si traduces, sí.
Todas las comunidades son comunidades Godzilla y desde ETCS lanzan un titular provocador: Vivimos un momento Godzilla. Después de haber trabajado (hablo de mí, ahora) con la idea de un gobierno zombie no imaginaba que a ese gobierno en descomposición se le iba a poner en frente un monstruo mitológico, mutante y nuclear: La idea, como imagen, es buena. Pero que las comunidades sean monstruos mutantes no lo resuelve, sólo lo describe. En ETCS lo saben. Como son monstruos mutantes hay que construir un porqué común. Hay que organizar un viaje común y una forma de estar. Hay que componer la diferencia y darle al monstruo la forma abstracta de un círculo.
Esto que acabo de decir es complejo, pero quizás es muy útil. A veces intentamos que nuestras comunidades pierdan su singularidad, sus tumorcitos, sus granos, sus brazos, porque así creemos resolver las situaciones, aplanamos las diferencias y componemos un mínimo común que sabe a yogur desatado light, que sabe a Zapatero. A nada, vamos.
La idea del círculo abstracto es la idea de componer ese círculo incluyendo las diferencias en el porqué sin reducirlas y sin que maten al conjunto. Buscar un desarrollo propio. Como cuando inventas reglas a un juego que ya las tiene para que se ajusten a las necesidades que tenéis. Todo el mundo sabe cómo se juega al escondite, pero nadie juega exactamente igual y, sin embargo... es el escondite.
ETCS dice que una comunidad viva no se conforma. No conformarse, aunque no lo parezca, es una mierda, porque te obliga a deshacerte de cosas todo el rato. A que aspectos que fueron útiles ayer, que dan calorcito, dejan de ser útiles (vacío, fresquete, vértigo) por decisión propia. Forzar los límites de la comunidad en el sentido que sea es hacer que arda. Poner a arder el monstruo puede calcinarlo, pero lo mantiene con vida. La alternativa es que muera de frío como esos ancianos chamanes olvidados.
No conformarse es hacer. A veces, nos dicen, hay que hacer en vez de pensar en todas las posibilidades que en el fondo son excusas para no ponerse a hacer.
Se pregunta uno al llegar aquí, ¿no sería entonces más fácil no hacer las cosas así? ¿No sería más fácil elegir una vida pacifica, tranquila? Y se acuerda de esos grupos que escuchaba cuando llevaba el pelazo largo antes de empezar a legitimar la calvicie, que cantaban eso de “Eso que ellos llaman Paz es otra forma de muerte”.
Es decir, poner la vida en el centro hace la vida posible. Una vida que merece la pena vivirse. Es conquistar la alegría, el (H)amor, y darle carta material a la existencia, es una intensidad que abrasa y que no vas a querer dejar atrás, sea en una cooperativa, en un centro social, en las redes, parando un desahucio o produciendo cultura, saltando fronteras o durmiendo en una plaza con otros que arden como ardes tú.
Es la “Hipótesis Victoria”.
Residencia Copylove, martes 9 de abril