Jean-Claude Van Damme y el primer mundo del baile

25.04.2013 por María Yáñez

«¿Aburrido de su vida decadente de clase media blanca occidental? ¡No lo piense más y véngase al primer mundo del baile! Para disfrutar mucho con muy poco.» Con este lema Ellavled, una joven venezolana que vive en Sevilla, componía su brillante pieza para WETUBE, la experiencia audiovisual surgida de los talleres de ZEMOS98 y Doc Next Network que se proyectó el segundo día del festival. Ellavled nos situaba con humor y claridad meridiana -¿meridional?- en la subversión planetaria que supone el remapeo musical del mundo que nos analizarían, días más tarde,Ecos del Gueto en su Código Fuente Audiovisual. Nos desafiaba al baile, a la alegría comunitaria con la que muchos países que han sufrido la desposesión por parte del capitalismo postcolonial empiezan a reivindicar otros capitales: la riqueza de la memoria, la comunidad y la vida que, como se planteaba la residencia Copylove, merece la pena ser vivida.

En esas coordenadas se movía la parte del festival que tenía más que ver con el conocimiento y disfrute performativo de este primer mundo del baile, acercándonos a las expresiones de músicas urbanas que están emergiendo del sur. Procomún, amor y remezcla son sus claves. Comunidad, memoria y vida lo que las trae hasta nosotros. Es la cultura comunitaria la que ha preservado la tradición oral durante siglos, y es la cultura digital la que les está dando eco y además forma: el acceso a la tecnología les permite a estas músicas no sólo darse a conocer al mundo, sino también incorporar mecanismos de remezcla que facilitan la re-apropiación por parte de la comunidad y la generación de infinitas versiones y variaciones sobre una base común. El uso de la repetición y el sampleado se convierte en lenguaje propio, un código compartido de la comunidad a partir del que crear y generar discursos nuevos. Un meme, en definitiva.

Los documentales que se proyectaron en relación con este tema tocan estos dos aspectos: la música remezclada por la tradición oral centenaria y la que se vale de la tecnología actual para crear una nueva tradición. El primer caso aparece en Jende Ri Palenge , una pieza británico-colombiana que retrata de forma impresionista la comunidad de músicos de la aldea de San Basilio de Palenque en Colombia, fundada en el siglo XVIII por los primeros esclavos africanos que se liberaron de la corona española, y en la que el legado del continente de origen fue preservado hasta hoy, incorporando también influencias caribeñas. Usando unas pocas pinceladas observacionales, y mediante el protagonismo de tres músicos entrados en años (cuando no bastante ancianos) el documental captura la esencia de este legado en peligro de extinción en un momento muy concreto, 2008, cuando se crea un estudio de grabación en la propia aldea para preservar esta memoria musical, que en 2005 fue reconocida por la UNESCO como obra maestra del patrimonio inmaterial.

Jende Ri Palenge (Trailer) from THIRD CHANNEL on Vimeo.

Se nos muestra además el contexto en que la música de Palenque se produce día a día desde hace mucho tiempo: el trabajo, la celebración, el cortejo. Nos queda la duda de si este legado es puramente masculino, pues apenas aparecen mujeres en el documental y es extraño que todo este patrimonio oral no lo hayan transmitido también las mujeres en el ámbito doméstico y reproductivo, que es el más invisible. Y la duda se concreta en saber si el documental no ha buscado esta parte o es que no la ha encontrado. Las escasas mujeres que aparecen lo hacen bailando, al igual que los niños. Ellos y ellas expresan la fuerza del baile que quizá los viejos ya no tienen (aunque se mueven, y muy bien), y que asegura la continuidad de la tradición, pero quizá ya integrada en otro futuro modo de vida más urbano.

Es lo que nos espera en el caso de Kuduro: fogo no Musseque . Y es muy diferente, pues se trata de un tipo de música muy joven que incluso tiene fecha de nacimiento,1996, y hasta padre-creador, Tony Amado. El origen del kuduro tiene su gracia y además su propio código fuente audiovisual: Tony Amado cuenta desde la favela en la que vive con sus 5 hijos cómo para crear el baile se inspiró en el curioso danzar de un Jean-Claude Van Damme borracho en la película Kickboxer . Se reivindica sin modestia como creador del kuduro, orgulloso de parir la criatura que tantas alegrías le está dando a su comunidad, a su país y al mundo entero, pero también generoso a la hora de hacer que la remezcla sea su principal modo de expansión y difusión, y se haya convertido en algo de todos, popular. Al fin y al cabo el kuduro nace de la remezcla entre ritmos tradicionales africanos y mucho hiphop, rap, techno y música house.

La película, de producción portuguesa-angoleña (metrópolis empobrecida-colonia emergente), recorre el fenómeno del kuduro desde su nacimiento hasta las distintas modalidades que con los años van apareciendo y sus distintos intérpretes (Dog Murras, Puto Lilas, Noite e Dia...). Por ejemplo, la apropiación que hacen algunas mujeres que tratan de llevarlo a su terreno quitándole macarrismo y violencia a las letras, o la apropiación institucional que vemos en una videoclip a través del cual se pide a los angoleños que acudan a votar en las elecciones del país. Hay un intento de aprovechar la popularidad e impacto del kuduro en los jóvenes de las favelas luandesas para mandar un mensaje redentor a través de un lenguaje que es sucio en lo musical y en lo lírico. Así lo critican los testimonios más puritanos, y puristas, que también recoge el documental, tratando acertadamente de contextualizar la recepción del kuduro en el centro de Luanda, con todo su rechazo y miedo a lo que viene del gueto.

Desde el centro, que aunque se va desplazando se sigue considerando a sí mismo centro, ¿cómo se recibe esta música? Pues en un principio también con miedo y rechazo: al fin y al cabo quien importa estas músicas es la clase obrera migrante que se agrupa en los suburbios de las metrópolis. Pero poco a poco también con simpatía y admiración, pues, como mantendrían Ecos del Gueto y Ellavled, ser blanco y viejo es aburrido, y musicalmente somos incapaces de producir nada nuevo e interesante desde hace bastantes años. Simpatía que se puede convertir en depredación cultural, como ya empieza a suceder. Aunque en el primer mundo del baile, como vimos en estos documentales, esto no parece preocupar mucho: si hay problemas siempre podemos volver a invocar al espíritu de Van Damme para que nos inspire una música nueva, remezclando lo negro y lo (white)trash hasta el infinito, mientras quiera la comunidad. Despistando los parámetros del criterio comercial occidental, en lo musical y en todo lo demás.

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5 - Pedro Jiménez 28/04/2013 - 09.45

Gracias María! me han encantado las conexiones! Pues lo de que no aparezcan mujeres en el docu de Palenque es totalmente deliberado. De hecho en el disco aparecen aportaciones más que interesantes grabadas allí http://www.souljazzrecords.co.uk/releases/?id=26737

un beso!

6 - María 28/04/2013 - 11.14

Me lo parecía, de hecho en la banda sonora aparece al menos una canción cantada por una mujer. Pero se me hacía super raro no ver a ninguna en el docu, supongo que porque vengo de una cultura donde la tradición musical en su mayoría la conservaron y transmitieron nuestras abuelas en casa.

Gracias a ti, Pedro! :*

8 - Ellavled 13/05/2013 - 09.09

María, hoy vuelvo a releer tu crónica, y no por falta de ganas sino de tiempo...hoy aplaudo la forma en que insertas el "primer mundo del baile" con el remapeo musical mundial, que sin duda vá mas allá de ser "blanco y viejo, sino aburrido"... pa´gozar mucho, se necesita muy poco! Saludos

11 - Chuz 26/12/2016 - 03.08

Interesante .. pero cual es el video de "Ellavled" o donde se puede ver?

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