10.04.2013 por
El lunes comenzaron las Residencias COPYLOVE dentro del contexto del 15 Festival ZEMOS98. Con toda la mochila de conceptos tratados el año pasado, con la web de la co-investigación ya presentada y con un proceso previo de entrevistas realizado entre Febrero y Marzo, Sofía realizó un breve recorrido para conectar todo lo que se ha venido trabajando y los objetivos para esta semana.
Si bien el intuitivo lugar de partida del año pasado era el trinomio “procomún, (h)amor y remezcla”, este año los ejes que vertebran la situación en la que se encuentra la co-investigación Copylove son “comunidad, memoria y vida”. Comunidad como un grupo de sujetos que establece vínculos, normas, relaciones. Memoria como un relato común que identifica y representa a dicha comunidad. Y vida como el conjunto de afectos e interdependencias que, al margen de lo productivo, hacen que una comunidad sea comunidad. Una de las preguntas para esta residencia sería, ¿cómo dialogan estos tres conceptos?
Por otra parte, un punto de referencia que se comenzó a desarrollar durante un curso de verano el pasado mes de Septiembre en la UNIA, será también esencial para las residencias: los procomunes invisibles. Entendidos éstos como prácticas invisibles no desveladas, mecanismos de relación naturalizados, cuestiones que pasan desapercibidas en la cotidianidad y que determinan el funcionamiento de una comunidad. En muchos casos, esa invisibilización forma parte de una consecuencia del sistema capitalista: ocultar aquello que hace posible la vida. La pregunta en este caso sería, ¿cuáles son las prácticas que no nombramos y nos determinan como comunidad?
El punto de partida en cuanto a la noción de comunidad(es) de esta residencia es considerar que éstas no son homogéneas. No pueden considerarse como algo instrumental. Son dispositivos atravesados todo el tiempo por mecanismos de fronteras. Existe una negociación constante entre los afueras y los adentros, entre lo personal, lo colectivo y lo común. Se generan constantemente procesos incluyentes y/o excluyentes. Y existen muchos tipos de comunidades: las que son una suma de individuos y subjetividades, las que ponen al grupo y al colectivo por encima de todo, las que permiten una fácil adherencia pero generan más estrés; las que son muy cerradas pero tienen sus reglas de juego de pertenencia y relación mucho más elaboradas...
Y una de estos organismos colectivos que se examinará durante las mañanas del Festival es de las que puede parecernos más sugerente: la comunidad godzilla. Una suma de singularidades y prácticas comunitarias que son capaces de converger en el disenso, generar espacios de autonomía y resistir en la batalla que supone vivir la vida.
Por otra parte y volviendo a la noción de memoria, una de las cuestiones interesantes es revisar aquello que da sentido fundacional a un colectivo; ese imaginario grupal que permite tener un código común con el que actuar. Porque los relatos dominantes a deconstruir no están afuera sino dentro. La memoria, en ocasiones, necesita ser hackeada, reescrita. Si no la tendencia natural es a construir fetiches. Los cuáles son atributos fundamentales en el inicio de una comunidad pero que, con el paso del tiempo, pueden llegar a dejar de serlo.
Y la vida. Cuyo principio básico en relación a las residencias copylove y a esta edición del festival es considerar la vulnerabilidad como potencia. No entender la vulnerabilidad como algo que se tiene o no se tiene dependiendo de nuestra condición (migrante, mayor, discapacitado...). Entenderla como algo que atraviesa a todas las personas en mayor o menor grado. Todos necesitamos ser cuidados. Por eso necesitamos tomar conciencia de que la vida se produce en interdependencia. Como dice Amaia Pérez Orozco: la vida es vulnerable y finita, por eso si no se cuida, no es viable. Reconocer la vulnerabilidad no es un mal, es reconocer la potencia de la interdependencia.
Por eso en Copylove hemos hablado siempre de poner la vida en el centro: los afectos y los cuidados. Pero para este año y en el punto actual hay que ir más allá. Porque el peligro que hay en “simplemente” decir que “queremos poner la vida en el centro” es quedarse en un nivel que ya están utilizando las grandes empresas para capitalizar y rentabilizar los afectos de los trabajadores. Por eso, la pregunta que nos hacemos es, ¿qué vida queremos poner en el centro?
Bienvenidos a un nuevo y emocionante paso en este viaje que está y seguirá siendo Copylove.
Presentación de las residencias. Lunes 8 de abril
Conclusiones de la sesión del lunes 8 de abril.